Hola

Este año me decidí y empecé a escribir. Lo quiero compartir contigo.

sábado, 7 de junio de 2014

En el ascensor

Eran cerca de las 20 horas cuando Elisa terminó su trabajo, apagó la computadora y salió de la oficina. Estaba ella sola, sus compañeros se habían marchado antes, pero ella tenía trabajo atrasado que quería terminar. El edificio se veía vacío. Las oficinas todas terminaban su trabajo a las 19.
Subió al ascensor. Dos pisos mas abajo se abre la puerta y entra un hombre atractivo que Elisa no reconoció, seguramente algún gerente, por su aspecto ejecutivo. No se prestaron atención.
De pronto se corto la energía y el ascensor quedó detenido y totalmente a oscuras. Elisa gritó con miedo.
                           — ¿Que hacemos ahora?
                           — No te preocupes. Es solo un apagón. Ya va a volver.
Los dos, automáticamente, agarraron sus teléfonos móviles y descubrieron que no había cobertura.
                           — ¡Este edificio viejo sin generadores de emergencia!
       —     Alguien va a dar aviso. Quedáte tranquila
                          Si. ¿Quien? De noche solo queda la seguridad.
                             —Por eso te digo. Alguien va a avisar. Mejor nos sentamos. Capaz demoran un poco. Se sientan con las espaldas apoyadas en la pared del ascensor, los brazos rozándose, y en ese momento Elisa empieza a llorar. Matías trató de consolarla.
                       —No llores, ¿te esta esperando alguien, que se asuste por tu demora?
                       —No, pero podría estar en casa dándome un baño ¿Y vos, te espera alguien?
                       —Mi perro, que le doy de comer al llegar.
Matías le pasó el brazo por los hombros y la acercó a el.
En medio de la total oscuridad Matías la besó. Y ella le devolvió el beso con tanta ganas que se sorprendieron los dos. Fueron resbalando de sentados a acostados.
Y ahí mismo, tal vez por la incertidumbre, el miedo o lo que fuera que los conectaba, empezaron a acariciarse por debajo de la ropa.
Se olvidaron de todo y empezaron a hacer el amor
                       — ¿Y si viene la luz de golpe y se abre la puerta? Preguntó Elisa
                       —Es lo que menos me importa en estos momentos.
Dulzura, ternura, ganas y pasión.
Cuando terminaron se arreglaron la ropa lo mejor que pudieron dada la oscuridad y volvieron a sentarse, Elisa apoyando la cabeza sobre su hombro y el tomándole las manos.
                        — ¿Te ha pasado muchas veces esto de quedarte atrapada en un ascensor? le pregunto riéndose.
                        — No, nunca.
En ese momento se encendió la luz y el ascensor retomó su marcha.
Frente a frente y mirándose intensamente a los ojos por primera vez, se ayudaron a arreglarse la ropa y el pelo.
Elisa tenía el maquillaje corrido y el se lo limpiaba suavemente con su pañuelo.
El ascensor se detuvo, salieron caminando despacio, tomados de la mano, como si fueran una pareja de hace mucho tiempo.

Los dos iban sonriendo.

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