Hola

Este año me decidí y empecé a escribir. Lo quiero compartir contigo.

domingo, 18 de mayo de 2014

Gustavo

Gustavo se estaba enamorando de su compañera. Trabajaban en una oficina en el centro, con otras veinte personas mas entre los que había jefes y encargados. Para su mala suerte, ella era justamente su encargada. Y eso hacia mas difícil el poder acercarse a ella de otra forma que no fuera lo estrictamente laboral.
Cada día fantaseaba, imaginando posibles situaciones en la que pudiera hablarle. Siempre había sido un joven tímido, no muy conversador pero ahora, frente a ella, se sentía mas acobardado aun. Tal vez por su belleza , su alegría y facilidad de palabra. Y como si todo esto fuera poco, estaba Manuel. Era el jefe de todos, un tipo atractivo, dinámico, se llevaba el mundo por delante y parecía interesado en ella, en Cristina, así se llamaba.
 Gustavo, fluctuaba entre decidirse a tomar alguna iniciativa y deprimirse pensando que no tenía chance, frente a la competencia de Manuel.
Un día, mientras esperaban que se copiaran unos documentos, Gustavo le pregunto si le gustaba el cine.
                        —Si, me encanta, le contesto
                        —Y que tipo de películas te gustan?
                        —Las comedias y las románticas, mas que nada, pero también de ciencia ficción.
                        —Ah, a mi también me gustan! Viste que estrenaron Godzila? Podríamos ir a verla, si te parece...
                        —Si... podríamos ir, un día.
Y juntando los documentos se fue a su escritorio.
Era algo, pero no mucho. Se preguntaba si volver a hablarle de lo mismo al día siguiente- no quería quedar como un pesado.
La cosa fue que no tuvo oportunidad de hablarle en los siguientes tres días.  El lunes siguiente, cuando iba pasando cerca del escritorio de Cristina la escucho hablar con otra compañera. Hizo como que revolvía papeles para demorarse y poder oír lo que hablaban. Cristina le contaba que el fin de semana había ido con Manuel al cine.
                        —Creo que me gusta, le dijo, pero no comentes nada. Es el jefe. Mas vale ir despacio.
                        —Quedate tranquila que no digo nada, pero vos seguime contando jajjaja.
Se le vino el mundo a los pies. Cada día que pasaba sentía que le gustaba más. Era tan hermosa y alegre. Tendría que empezar a sacarsela de la cabeza. Tal vez buscar a alguna otra mujer que lo ayudara a olvidar.
Pero no pudo hacerlo. Ni olvidarla ni salir con otras mujeres. Pasaba los fines de semana en casa, pensando en ella, o a lo sumo juntandose con amigos.
El tiempo se deslizaba lento y sus días todos iguales. Unas dos semanas después, recibió una noticia que lo dejo paralizado, Cristina se estaba despidiendo de todos porque había conseguido un trabajo mas conveniente
¿Y ahora? Ya no iba a verla más cada día.
Intentó andar cerca de donde ella estaba a ver si escuchaba algo. Y lo consiguió. Cristina le contaba a su compañera que se sentía decepcionada.
            —Imaginate. Después que salimos como tres veces me vengo a enterar de que es casado.
            —Pero se ve que lo tiene escondido, porque aquí nunca comento nada. ¿Y por eso te vas
a otro trabajo?
            Y si, no puedo seguir acá, viendolo todos los días. tengo una bronca!
            Haces bien.
Otra vez sintió en el pecho la presión de la duda. Que hago? La espero a la salida y le digo todo lo que siento? O le doy un poco de tiempo para que se enfríe todo?
Hoy hace un año que paso todo esto.
Gustavo esta en la cama despierto y a su lado esta Cristina, su esposa, dormida. son felices y llevan una vida sin sobresaltos. Pero no puede dejar de preguntarse que hubiera pasado si Manuel no fuera casado. 
Si a Cristina no le hubiera importado. 
Si el no se hubiera animado a hablarle. 
Es feliz, si. Aunque tiene esa rara sensación en el pecho de ser la segunda opción.


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