Hola

Este año me decidí y empecé a escribir. Lo quiero compartir contigo.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El cajón

Dentro mío llevo guardado un lugar especial, como un cajón, donde pongo todos mis mejores recuerdos, las más bellas vivencias, los momentos especiales y mágicos, los instantes de conexión y todas aquellas maravillosas experiencias que sé que no se repetirán.
Guardo todo allí y a pesar de que muchos dicen que hay que revivir los recuerdos para volver a sentir esa felicidad, yo no quiero volver a recordarlos.
Porque solamente puedo sentir un gran dolor. Porque fueron muy breves, porque no sabía que no volverían a ocurrir, porque se me escaparon como agua entre las manos.
Y me duele especialmente tu recuerdo.
No quiero acordarme de ti.
Me lleno de ocupaciones, tareas, preocupaciones, actividades y toda la vorágine en la que puedo engancharme.
Y me da resultado.
En general paso días y hasta semanas en las que no te recuerdo.
Hasta logro lucir alegre ante los ojos de los que me ven, siempre optimista y bromeando.
Pero un día cualquiera, sin aviso previo, sin indicio alguno que me haga anticipar su llegada, tu recuerdo salta del cajón y sale con toda la fuerza, con una energía demoledora.
Digo bien, demoledora, porque cuando eso ocurre me quedan los huesos molidos.
Me duele el corazón de verdad.
Se me doblan las rodillas.
Y me cuesta respirar.
Eso me puede ocurrir en la parada del ómnibus, en el trabajo o en el supermercado mientras hago las compras.
Los ojos se me inundan de lágrimas en plena calle y hasta en medio de una conversación.
Entonces miro para otro lado, me cambio de lugar, disimulo y logro que nadie se entere de lo que siento.
Hago el esfuerzo de volver a meterte en el cajón y ahí te dejo.
¿Por cuánto tiempo?
Me pregunto si podré lograr que las imágenes sean más débiles con el tiempo.
Si todos los momentos maravillosos que vivimos podrán diluirse de a poco.
O si por el contrario, la conexión se mantendrá intacta, de alguna manera y a pesar del tiempo y la distancia.

Creo que prefiero que permanezcas ahí, guardado, sin salir del cajón, porque al fin y al cabo, ¿de que me sirve que vivas en mi mente y en mi corazón, si no puedes estar a mi lado?

2 comentarios:

  1. hola Isabel!! el relato tiene algunas imágenes preciosas ... el tema me suena, es una vivencia que casi todos podemos compartir un poco ;)

    un saludo, nos leemos!
    Sergio Mesa / Forvetor
    http://miesquinadelring.wordpress.com/

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